top of page
Buscar
Ayto. Barbate. Inmaculada Puyol Glez. Psicóloga.

Y SI SIENTES FRÍO...TE MANDO UN BESO EN TU DESAYUNO

A veces nos sucede que comemos por una causa diferente a tener hambre, y comemos por una causa emocional. El primer paso es ser conscientes de ello y aceptar que estoy comiendo para alimentar mis emociones y no mi estómago.

La conducta de comer está influenciada por estímulos internos como contracciones, sonidos gástricos, sensación de hambre y apetito, etc. como por estímulos externos ya sea el horario, la visión de comida, el lugar donde se come, etc. además de estar dicha conducta mantenida e influenciada por nuestro aprendizaje y estilo de vida.

Nuestro estado de ánimo, el estrés, la ansiedad, las preocupaciones, el aburrimiento juegan un papel importante en qué alimentos seleccionamos y su cantidad.

La situación actual de confinamiento genera en un gran número de personas una situación estresante en la que surgen síntomas de ansiedad y depresión que pueden ser precursores de un aumento en la ingesta alimentaria y trastornos de la alimentación, al ser común en todos que ante preocupaciones, malestar o simplemente por aburrimiento, acudamos con mayor frecuencia a la comida.


Claves para diferenciar el hambre fisiológica del hambre emocional


Observamos, que el comer emocional es una necesidad urgente en la que se toma una cantidad de alimento mayor a la que normalmente comemos, se dirige con frecuencia hacia alimentos hipercalóricos que nos aportan muchas calorías y sin embargo pocos nutrientes. Cuando mantenemos esta conducta para evadirnos de nuestro malestar es cuando se convierte en un problema, pues dicha conducta nos va satisfacer momentáneamente, pero a la vez nos va generar otros sentimientos negativos, principalmente culpabilidad, además de dirigirnos a una mala alimentación que a largo plazo conllevará sobrepeso, obesidad, trastornos alimentarios e incluso a padecer determinadas enfermedades crónicas como hipertensión, colesterol, diabetes, enfermedades cardiovasculares, etc.


Como ya al inicio se indicó, lo primero es tomar consciencia de que nos sucede y tener presente que la alimentación es uno de los factores que más influye en nuestro estado de salud.

La pirámide nutricional actual, desarrollada por la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria incluye el consumo moderado u ocasional de productos procesados, azucarados, bollerías y alcohol, ello ha generado controversia entre numerosos profesionales que reivindican que este tipo de alimentos no deberían de estar incluidos al no considerarse saludables.


Ello trajo consigo que se hayan generando modelos alternativos como la pirámide Australiana o el Plato de Harvart, con claras diferencias con la pirámide nutricional actual. Ambas propuestas son una sencilla guía visual sobre qué tipos y proporción de alimentos recomiendan debemos comer todos los días para tener una buena salud.


Pautas beneficiosas si se encuentra identificado/a


Planifica las comidas preparándote un menú semanal intentando incluir en el cada uno de los grupos de alimentos básicos: legumbres, carnes, pescado, arroces o pastas integrales, verduras, frutas, etc.

Controla los antojos y evita comprar alimentos elaborados. Acude a la compra con la lista preparada en la que solo incluyas aquellos que necesites para cocinar ese menú semanal que planificaste. No tenerlos en casa a mano en momentos emocionales intensos nos ayudará a modificar esa conducta e iniciar otras estrategias de afrontamiento más saludables que dirijan nuestra atención hacia otras acciones, rompiendo la asociación emoción-comer-emoción.

Mantener una rutina en el horario también nos ayudará, por lo que es importante gestionar y organizar tu tiempo adecuadamente. Está más que demostrado que el aburrimiento es una causa elevada de riesgo para acudir a comer de manera compulsiva y elegir además alimentos hipercalóricos. Organiza el tiempo, has ejercicio y actividades que te agraden e intenta no olvidar inlcuir un rato para actividades de relajación.

Esfuérzate en no dejar mucho espacio entre una comida y otra. Es conveniente tomar algo cada tres horas, por ejemplo incluir alguna ingesta a media mañana y a la merienda, evitar la triada de desayuno, almuerzo y cena. En esos dos tentempiés podrías introducir algo de fruta.


Y muy muy especialmente, busca, bucea el trasfondo de tus emociones.


En España hay al rededor de unas 400.000 personas, que presentan trastorno de anorexia nerviosa, bulimia o trastornos por atracón, se manifiestan tanto en hombres como en mujeres aunque son más frecuente en mujeres. El trastorno de dismorfia muscular o vigorexia, se manifiesta también en ambos aunque este es más presente en los hombres, y se está viendo incrementado a causa del confinamiento, según indica la Asociación contra la anorexia y la bulimia.


Los pacientes que padecen alguno de esos trastornos están viendo como se han agudizados los síntomas asociados a su enfermedad, presentando mayor ansiedad, irritabilidad, pensamientos obsesivos o la tendencia al aislamiento. Así como también se ha incrementado el sentimiento de culpabilidad por no poder realizar la actividad física que habitualmente realizaban.


Una gran cantidad de las imágenes o vídeos que estamos viendo durante el confinamiento están muy relacionadas con la alimentación y con el ejercicio físico: carritos de la compra llenos, manos que amasan un pan casero, comidas, postres, dulces que se han elaborado, tentempiés con amigos por vídeo-llamada, tutoriales y sesiones fitness, familias enteras haciendo deporte frente al televisor, etc. Aunque ellas, resultan imágenes lúdicas y de ocio para la mayoría, sin embargo afectan a quienes presentan algún trastorno de conducta alimentaria como anorexia o bulimia.

El agobio por la comida se ha incrementado, especialmente allí donde se encuentran sin vías de escape, por ejemplo aquellas personas que han tenido que regresar a casa de sus padres y ahora les es muy difícil controlar la comida, mantener su dosificación y productos habituales. Estos tipos de trastornos piden a quien los padece tenerlo todo controlado y a muchos/as en estas circunstancia se les ha ido de sus manos, incluso en algunos/as vuelven a aparecer lo que llamamos conductas compensatorias como vomitar después de las comidas o darse un buen atracón para después no tener que comer nada durante un buen tiempo.

La entrada concluye con las reflexiones y el asesoramiento del director de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria del Instituto Centta, el psicólogo Robin Rica, quien apunta que “el protagonismo de la comida en estos días es otra presión añadida para estos pacientes. Ahora mismo todos estamos pensando en qué vamos a comer, cómo vamos a comer y en cuánto nos estamos moviendo, y los trastornos alimentarios siempre son una hipertrofia de preocupaciones que están en la sociedad. Es muy difícil convivir con el miedo al virus en la calle y con esta enfermedad dentro de casa”, indica Rica.


Tampoco ayuda, subraya, que estas personas cuenten ahora con pocos espacios de oxigenación y con muchos momentos de aburrimiento, ya que esta sensación suele disparar los atracones.

Tener cierta rutina de actividad física, por lo general, también es recomendable, salvo en casos extremos de bajo peso, y aconseja a las familias que tengan una previsión de lo que se va a comer o cenar durante toda la semana para que la organización no se preste a la improvisación y genere un pico de tensión en estos pacientes que necesitan tener control sobre la comida.

Rica asegura que las personas con trastornos de la conducta alimentaria están en un punto de gravedad, pero considera que en algunos casos el confinamiento también puede abrir una pequeña ventanita de oportunidad, cuando el contexto familiar es favorable. “Para algunos pacientes puede ser como un ingreso domiciliario involuntario y puede ayudarles a estructurar las cosas y a mejorar”

Aunque también sucede el caso contrario, personas que viven solas, con familias a quienes ahora les cuesta más poder ayudar en la distancia.

Dichos trastornos son graves y complejos y no se puede manejar sin ayuda familiar y profesional, y si la familia no está cerca, es muy recomendable continúen o acudan al acompañamiento y la ayuda profesional durante y tras el confinamiento.


“QUE TU MEDICINA SEA TU ALIMENTO, Y EL ALIMENTO TU MEDICINA”

Hipócrates



Aquí y Ahora

Un cariñoso abrazo virtual.

Comments


bottom of page