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Ayto. Barbate. Inmaculada Puyol Glez. Psicóloga.

LA MANO QUE DE PEQUEÑOS ELLOS NOS DABAN.

Casi cinco millones de personas afrontan el confinamiento en soledad, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística relativos a 2019.

¿Quién ayuda a nuestros mayores, especialmente a los que viven solos?


Esta situación ha incrementado los problemas de soledad en ellos a causa de las restricciones de las visitas para protegerlos, a ello se une la sobre información a la que están expuestos nuestros mayores que viven solos, pues continuamente están viendo noticias o escuchando contenidos en la radio sobre la pandemia y el riesgo que supone para ellos, quienes además son los que más ven la televisión al no tener la mayoría destrezas ni medios para disponer de otros entretenimientos, máxime si tienen dificultades de salud para realizar actividades. Sabemos que la información que recibimos es a menudo exagerada y transmitida de manera catastrófica, y las personas de la tercera edad no tienen la capacidad de darle menos o más credibilidad a las noticias.


La grandeza de una sociedad se mide por la manera en que trata a sus mayores, las generaciones anteriores daban un gran valor a las personas más ancianas, sabían que son poseedores de una gran sabiduría. Hoy olvidamos con frecuencia que nuestra sociedad ha sido construida por ellos, fueron esos ancianos los que lucharon por muchas de las libertades que hoy disfrutamos, los que recogieron los pedazos de muchas familias en la posguerra, durante la crisis y los que hoy aún una gran mayoría siguen cuidando a sus nietos.


Esta es una tarea por la supervivencia de todos, especialmente por la de los grupos más vulnerables, y entre ellos están nuestros mayores...también es una supervivencia por lo que queda de humanos en cada uno de nosotros.


Por eso, hoy vamos alzar la voz por los ancianos, por nuestros mayores que quizás no la alzarán porque no pueden o porque no quieren sencillamente hacerlo por la templanza, aceptación y sabiduría que dan los años. No podemos sino estremecernos especialmente por esos ancianos que viven solos y también por nosotros mismos, porque a la vejez llegamos todos. Vamos a poner el foco en esas personas que ya se encontraban muy solas y que ahora lo están mucho más, algunas incluso corren el riesgo de no hablar con nadie durante todo el confinamiento.


A esas personas mayores que viven solas en sus hogares, este encierro les priva de poder disfrutar de aquellos poquitos momentos de su vida diaria donde se relacionaban socialmente, han dejado de ir a su centro de día de mayores porque ha cerrado, a la iglesia, a visitar a sus familiares, al mercado, a tomarse un café en el bar de la esquina, pasar por la farmacia o simplemente dar su caminata cada mañana. Todos esos hábitos que conformaban su rutina han desaparecido, pues por lo general los mayores cumplen las reglas; aún más doloroso es para aquellos dependientes que ni siquiera podían disfrutar de esos momentos.


Es común que muchos de ellos mantengan contacto con sus familiares y sean éstos los que de una u otra forma realicen un seguimiento sobre su estado de salud o sobre sus necesidades diarias. Aunque también hay muchos otros que no, mayores dependientes que incluso requieren ayuda para levantarse, cambiarse, su aseo personal y alimentación, y cuyo único contacto social es con el personal que les atiende del Servicio de Atención Domiciliaria, la tele-asistencia si disponen de ella o personal voluntario de organizaciones sociales.

Ahora tenemos que buscar un equilibrio, y el equilibrio está también en que los cuidadores deben restringir al máximo los contactos, y que la persona que acuda al domicilio sea la que tenga la máxima seguridad de que no ha tenido contacto con ningún infectado, restringiendo al máximo las visitas para que tengan la máxima seguridad. Ahora el contacto de la gran mayoría con estas personas que viven solas se ciñen a una llamada de teléfono, que puede sustituirse por una vídeo llamada pero solo con aquellos mayores más aventajados en el uso de las nuevas tecnologías. Debemos transmitirles tranquilidad y hacerles también saber que seguir las recomendaciones de las autoridades sanitarias y restringir los contactos, es la mejor forma de evitar contagiarse, que estamos deseando visitarles y abrazarlos, que ésta es la mejor forma de cuidarlos en estos momentos.


Por eso hoy toca más asistencia telefónica, menos visitas y mayor colaboración individual y ciudadana para se sientan acompañados y cuidados. Recordad que la persona mayor, su gran mayoría, solo tiene una ventana al mundo a nivel de noticias que probablemente puedan agravar sus miedos.


A veces son los propios vecinos quienes se organizan, asociaciones o voluntarios individualmente quienes están atentos a ellos, de quienes no tienen familia o son dependientes, por ellos es muy importante generar redes comunitarias que puedan ofrecerles lo que necesitan, lo que buscan, y una voz que les conforte al otro lado del teléfono para combatir su soledad y la angustia añadida por el aislamiento es de una enorme ayuda, además de un gesto fácil de realizar.


Si una persona mayor está sola en casa y solo recibe información del COVID-19, simplemente que le llame alguien y le pregunte “¿cómo estás?” es de una gran ayuda. Darle la oportunidad a esas personas que no pueden explicarle a nadie como se sienten y que lo puedan hacer es fundamental.


Pongámonos a ello, llamémosle!! conozcamos si tienen vecinos que puedan ayudarles cerca, si sufren alguna dolencia o enfermedad y si tienen alguna necesidad específica. Con estas preguntas podemos identificar aquellos mayores más vulnerables para estar más pendientes de ellos, y si se detecta que hay algún problema, busquémosle soluciones a través de los servicios del ayuntamiento y de la sociedad civil, especialmente apoyar aquellas situaciones de mayor vulnerabilidad como personas sin redes de apoyo familiar o vecinal, o con mayores problemas de movilidad y salud, reforzando el apoyo telefónico e identificando sus posibles necesidades afectivas pero también domésticas como la compra de alimentos, de medicamentos, etc. Algunos están muy “enganchados” a su médico de cabecera., reciben pautas a través de una consulta telefónica pero muchos no las entienden.


Escucharlos, ofrecerles una voz amiga, nuestros cuidados, los ayuda y mucho, hay que acompañarlos a que hagan una reflexión de su momento, atendiendo a sus emociones sin juzgarlas ni ponerlas en duda o restarles su valor, y sean capaz de expresar todo lo que tienen “dentro”. El simple hecho de ponerle palabras a una emoción ayuda a gestionarla. Solventar sus dudas sobre cuestiones domésticas como cuando necesitan recetas, o qué hacer si se ponen malos, etc. Tranquilizar sus miedos o ansiedades. Las cuestiones emocionales sí podemos atenderlas ofreciéndoles compañía, atención, escucha, distracción, sabiéndose que no están solos, y muchas más.


Son copiosas las iniciativas que han surgido para acompañar a los mayores que viven solos en sus hogares, entre ellas y de las que pueden hacer uso enumero solo algunas:

- La impulsada por DKV, el Consejo General de la Psicología de España, la Plataforma del Voluntariado de España y la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología. Han habilitado un teléfono, el 976 388 601 para que las personas mayores que lo necesiten llamen.

- La ONG de voluntariado y acción social “Teléfono de la Esperanza”, tienen un fijo, el 957470195 y un móvil 717003717, el mismo para toda España.

- La Asociación de voluntariado para mayores Nagusilan, también ha habilitado teléfonos para que las personas mayores que deseen hablar para paliar su soledad puedan hacerlo, deberán dejar su nombre y teléfono, y el voluntariado del servicio “Hilo de Plata” les responderá la llamada. Pueden llamar al 688 741 451 en horario de 10:30 a 14:30 de lunes a viernes o mandar un WhatsApp con su nombre o llamar al 900 713 771.

- El teléfono de Atención a las Personas Mayores 900858381, disponible durante las 24 horas del día y desde cualquier lugar de Andalucía.

- La Fundación Alares recibe llamadas desde toda España al teléfono 900 877 037.

- Etc.


Pero también nosotros podemos individualmente informarnos de quiénes se encuentran en dicha situación a través de familiares, conocidos, a través de los distintos recursos del municipio, Servicios Sociales, Protección Civil, Cáritas, Asociaciones locales, etc. ellos sabrán indicarnos cómo ayudar o establecer nuevas redes de apoyo donde podamos colaborar en el acompañamiento de esas personas más vulnerables.


Números de teléfonos que pueden ser de utilidad para ellos en estos momentos.:

- PARA RENOVAR RECETAS 955 545 960

- PARA DUDAS SOBRE LA SALUD, SALUD RESPONDE 955 545 060

- SI CREE TENER SÍNTOMAS RELACIONADOS CON EL VIRUS 900 400 061

- EXCLUSIVO PARA EL RESTO DE URGENCIAS 061 / 112

- PROTECCIÓN CIVIL DE BARBATE, SI ES GRUPO RIESGO, NECESITA MEDICACIÓN O

PRODUCTOS DE PRIMERA NECESIDAD 956 063 645

- CENTRO DE SALUD BARBATE: 956 43 46 07.

- FARMACIAS:

M.ª Isabel Gámez Rueda 956 43 35 15

Manuela Gutiérrez Román 956 956 43 18 33

Ana M.ª Lara Bueno 956 43 01 82

M.ª José Quirós Sánchez Romero 956 43 09 07

Fajardo García Andión-Orihuela 956 43 08 37

Luis A. Malfaz Vázquez 956 43 00 82

Jesús Morillo Romero 956 43 02 88

Emilia Pizarro Higueras 956 43 00 87


“Lo que estamos viviendo no solo merece respuesta médica, sino afectiva. La soledad, el sentimiento de rechazo, el abandono y el aislamiento pueden llegar a ser muy dañinas”


Aquí y Ahora.

Un cariñoso abrazo virtual.


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